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El destacado propietario y criador falleció este sábado |
Fueron seis décadas de constantes
éxitos las vividas por este famoso turfman. Hijo de Enrique Toledo Trujillo, otra gloria de la hípica nacional, quien le trasmitió todo ese gusto y amor por el hipismo, llegando a convertirse
en uno de los hípicos más emblemáticos de Venezuela. Los colores del Stud
Saltrón, chaqueta a cuadros carne y beige, han dado miles de vueltas a las
pistas de El Paraíso y La Rinconada, registrándose victoriosa con ejemplares
nacionales e importados de grata recordación. Guarenera fue su
primera corredora destacada con sus triunfos en los clásicos Albert H. Cipriani
y MAC de 1957, además del José A. Páez en 1958. Como hípico de alto nivel,
entendió la importancia de la sana competencia y la rivalidad, que se define en
la pista cuando un caballo exhibiendo sus sedas, mostrándose vital , linajudo y
luchador, bate a otro en gallarda lid, dejando atrás otros colores tan
aristocráticos como los suyos. Aunque en los trascendentales años sesenta, sólo
gano el clásico JockeyClub de Venezuela, antes Clausura, con el ejemplar Le
Notre, la próxima década resultó generosa para su causa, iniciando con las
actuaciones de la importada y clásica Bethia, para darle paso a las sucesivas y
exitosas camadas nacidas en el Haras El Recreo, encabezadas por Altivo,
Baklava, Ataca, Trojano y el raudo pero consistente Motatán, entre otros
campeones. Más tarde, llegaron los días de la campeonísima Gelinotte con su
triple corona entre las de su sexo y la doble corona nacional. Pero habría más
en la nueva década para Alfredo Toledo Guerrero, gracias a sus inversiones en el campo
de la cría, ahora centradas en el haras El Bosque. Vinieron Nohani, ValFleurie
y Kabakan, hijo de Le Notre, que le aportó el Clásico SimónBolívar, la valiente
campeona stayer Tan Bonita, Iuta May, hija de Motatán, y más tarde los campeones French Dancer y
Nevers, así como los rendidores y selectivos Clochard, Gabrielle y Termidor,
hasta Franch Manicure, ganadora del clásico Joaquín Crespo del año 2005. Alfredo Toledo Guerrero fue sin dudas un
líder exitoso, tanto como propietario como criador, a lo largo del camino, que
simplemente le ha premiado con el incomparable placer de ganar. Miembro desde
siempre del Jockey Club de Venezuela, hoy el hipismo le despide honrando su
trayectoria, dedicación, logros y ese empecinamiento por aspirar la excelencia,
como miembro fundamental de la industria hípica. En 2010 fue homenajeado en el marco de la Gala Hípica de Caracas, de allí estas líneas que anteceden. Nuestras más sinceras condolencias a sus familiares, amigos e hípicos en general. Paz a sus restos.
"Alfredo Toledo Guerrero partió a contemplar en el potrero de la eternidad a Gelinotte, uno de los mejores ejemplares de todos los tiempos" (Haras Urama)
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