Dicen que el tiempo lo cura todo, pero en ocasiones el tiempo se convierte en un expedito agente de desesperación, y a medida que va transcurriendo acrecienta la duda, la impotencia, aunque a veces también engrandece la esperanza. Hoy Cristina Acosta de Rengifo, sigue firme, después de 4 meses, al lado de la cama de su esposo, esperando que su recuperación total. Rogers Rengifo, uno de los mejores jinetes de la época contemporánea en Venezuela, vivió un día nefasto el pasado 8 de septiembre de 2012. Estaba haciendo lo que le apasionaba, montando un puro de carreras, pero lo sorprendió el infortunio: Mi Mantle, el caballo que conducía ese día lo derribó a pocos metros de la meta ocasionándole fractura desplazada en el fémur derecho. A principio se pensó que esto no sería más que un trance rutinario, cuestión de unos pocos meses, donde sólo habría que esperar la recuperación de ruptura ósea, pero al ser trasladado al centro médico donde aún se mantiene batallando, su cuadro de salud se agravó notablemente. Rogers llegó consciente a la clínica, quejándose del dolor en la pierna, tras hacerle la radiografía rutinaria le descubrieron el daño en el fémur y determinaron que ameritaba operación, pero el problema más grave no fue detectado de inmediato, y fue precisamente el tiempo que empezó a jugar en su contra.
Complicaciones Un fragmento del hueso quebrado hizo un peligroso corte en la arteria femoral, uno de los vasos más importantes del cuerpo humano y cuya función es llevar sangre oxigenada al cerebro, controlador principal de las funciones corporales. El primer examen reveló sólo la fractura, pero no el daño vascular, por eso los médicos no intervinieron a Rogers el día del accidente, sino la mañana siguiente. Esas horas de espera para su intervención fueron cruciales en su caso, pues pasó toda la noche perdiendo sangre internamente, mientras que el cerebro recibía menos oxígeno del que necesitaba. Al día siguiente, cuando entró a quirófano, los galenos se percataron de la gravedad de la situación y tuvieron que llamar de emergencia a un cirujano cardiovascular, pues ya la prioridad no era la fractura del fémur, sino la pérdida de sangre. Los médicos lograron salvarle la vida, pero desde que salió de quirófano no ha vuelto a hablar, a mover sus extremidades, ni a evidenciar normalidad en sus funciones cerebrales. Luego de operado tuvo que recibir 60 transfusiones de plasma, estuvo varias semanas en cuidados intensivos y respirando con la ayuda de una máquina, posteriormente surgieron también otras complicaciones, relacionadas a pulmones y riñones, hoy, 4 meses más tarde, estos obstáculos han sido superados y de acuerdo al testimonio de su esposa él está “clínicamente bien, orgánicamente normal, solo falta la recuperación neurológica”. Sus familiares, sus amigos y una afición que siempre está sedienta de ídolos, espera su recuperación total, aunque el panorama no sea tan alentador como quisiéramos. Rogers sigue acostado en una cama, abre los ojos, pero no fija la mirada; está vivo pero no reacciona a su entorno. Es imposible saber si escucha, si piensa, si razona; su mirada tímida y profunda, ahora es fría, y su cuerpo sigue inerte, ajeno a la enérgica simetría que mostraba a un atleta en pleno defendiendo un final cerrado o haciendo una medición perfecta de una carrera.
Un Gran Jinete Rengifo es un jinete de casta, hijo del recordado jockey Hernán Rengifo y con calidad demostrada internacionalmente. Ha hecho campaña en Estados Unidos y el Medio Oriente, pero con mayor efectividad en Venezuela, donde registra 767 triunfos en 25 temporadas. En 2012 destacó en La Rinconada con la yegua Clase Estelar, doble coronada en la triada caraqueña para hembras, y en Santa Rita (Zulia) a través del caballo Iker, otro doble coronado, pero en la versión zuliana de potrillos. A pesar de su condición actual, sus familiares cercanos, y la afición hípica no pierden la esperanza de ver a Rogers recuperado de nuevo, se aferran a la fe en Dios y se mantienen firmemente en el convencimiento de que para el Todopoderoso no existen imposibles. !Adelante Rogers, Dios está contigo!. (Carlos Luis Giardinella, Diario Meridiano)
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